sábado, 26 de octubre de 2013

Celos

Celos. El motor que mueve todo este juego. Creo que ni vos sabías, Martín, hasta qué punto llegarían tus celos. Lo mucho que te motivarían y te harían estar pendiente, inseguro, expectante, caliente, enamorado, incondicional.
Empezaste a darte a cuenta –y tal vez a arrepentirte- la primera vez que salí sola con él, sin vos. Porque a partir de entonces tus celos empezaron a tener un asidero en la vida real, ya no eran solo fantasías de algo que podría suceder.
Cuando al volver de ese primer encuentro te conté que ya en el ascensor nos estábamos besando; te dije cómo él había chupado sin cansarse mi conchita, que se demoraba en acabar para prolongar ese momento delicioso; cuando no pudiste dejar de notar mi cansancio y entendiste que te concedía un polvo con el poco resto que me quedaba después de tanto placer; cuando me imaginaste diciendo “cómo me gusta esa pija”, la de él... Recién ahí comprendiste en qué te habías –nos habíamos- metido.
No a todos se les cumplen los deseos. A vos sí: tu mujer, la que tanto te ama, te dice en la cara cuánto se calienta con otro. En la cara y en la cama. Mientras te coge, te susurra al oído cuál es su pija preferida: la otra. Te quema la cabeza con fantasías que la incluyen.

Si pudieras volver atrás, ¿cambiarías algo? ¿O volverías a elegir este infierno/paraíso de celos?

miércoles, 23 de octubre de 2013

SIN PRISA, SIN PAUSA

Quién sabe donde empieza la literatura para dar fin al testimonio. Quién sabe si es un testimonio o simplemente un ataque de instinto que vicia la memoria y exagera la experiencia. Lo que sí sé, es que hemos entrado en un proceso intenso y oscuro que nos lleva cada vez más hacia su interior y ese espantoso escenario es ahora un parque de diversiones para ambos. Imposibles fantasías, se confiesan en el espacio que encontramos a mano y así, desde el teclado de su trabajo ahora me da órdenes que no puedo desoír. Ya no queda espacio para concebir algo entre los dos como imposible. Cualquier cosa que se cruza por su fantasía la derrama sobre mi orgullo y lo mancha para que nunca más pueda usarlo en una fiesta. Me cautiva y me ha hecho adicto a su falta de atención a mi pene. Adoro la adrenalina de sentir que todos los días es el día que elige para ejercer su derecho a puta. Sin pudor me cuenta su alegría por poder decirme sinceramente que se vuelve loca montada en una pija diferente a la mía. Me ha sugerido que cogerá sin preservativo con uno de sus amantes para que yo asuma mi rol. Que cogerá con él y con otro hombre más. Que si me porto como un sumiso me dejará observarlos. Me enoja y me excita y lo asumo. Sin darme cuenta me he convertido en un aceptador; eso probablemente sea el principio de la sumisión que sugiere. Ahora está buscando un hombre que me haga sentir mas profundamente mi condición de mero consolador de dos pesos y la idea de que me haga hacer tareas domésticas para que me transforme progresivamente en un obediente, me seduce. Esta semana ha querido hacer que su amante me de por el culo y yo, lo he asumido también. No ha sido, pero sé que pronto lo será.